Tal como se dijo, la importancia del latín reside en una variedad de elementos tanto históricos como trascendentales. En este sentido, podemos decir que el latín se convirtió en la época del Imperio Romano en el principal y casi único medio de comunicación para un espacio geopolítico tan amplio y diverso como ese. Los romanos conquistaron numerosas sociedades y culturas que no mantenían ningún elemento en común con la cultura latina o romana y entonces la enseñanza y el posterior establecimiento del latín como lengua oficial y única de todos los territorios del Imperio permitió mantener una comunicación aceitada y constante en ellos.
Una vez caído el Imperio Romano, sin embargo, el latín seguiría existiendo como lengua utilizada por los sectores intelectuales, religiosos y científicos. Pero también fue el origen de muchos de los idiomas indoeuropeos conocidos actualmente, por lo cual también podemos decir que el latín perduró con nuevas formas y de manera alterada por muchos siglos como un idioma central para la comunicación humana.
Hoy en día se lo considera un idioma casi muerto ya que no hay personas que lo tengan como lengua madre, tal como sucede con el español, el inglés o el chino. El único espacio donde se habla de manera exclusiva es en el Vaticano, sede de la Iglesia Católica, pero aún allí mantiene un sentido principalmente ceremonial y formal más que práctico.
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