Nominativo: El nombre de este caso viene de nominare: "nombrar". Puesto que es el caso para lo que llamamos en castellano “nombre”, tiene bastante sentido su origen.
Vocativo: Viene del verbo vocare: “llamar”. Es el caso que utilizamos para llamar a alguien, para dirigirnos a una persona, para “invocar” a alguien.
Genitivo: Está relacionado con la misma raíz que pro-genitor, nos va a indicar origen o precedencia. En realidad en su origen, en Griego es genic, “caso general” debido a que fue un caso en el que recayeron muy diversas funciones. Pero es preferible que lo enlacemos con un significado más “genitor”, como corresponde al Complemento del nombre.
Acusativo: Proviene del llamado por los primeros griegos causal. Apolonio Díscolo vio que el acusativo no era el caso de la causa, sino el caso del efecto. Los latinos, por falsa traducción, le dieron el nombre que aún sigue vigente. Nos acusa o señala al Complemento Directo (aprendámoslo así, aunque etimológicamente no sea correcto).
Dativo: Este es el más sencillo y claro de todos, viene de dare: “dar”. Puesto que es el caso por excelencia del Complemento Indirecto, es el caso del que recibe: yo le doy un vaso a maria.
Ablativo: Este es el más curioso de todos. En griego no existe, se lo “inventan” los romanos. En griego el genitivo tiene todas las propiedades del ablativo, pero el genitivo griego y el latino son muy distintos. Viene de Abferre, un verbo polirrizo (verbo polirrizo es aquél que tiene varias raíces en sus tiempos verbales, o sea que en su origen, en el caso de Abferre había tres verbos y uno quedó como la raíz de presente, otro como la de perfecto y otro como la de supino) que significa “llevar desde”. Es el caso que se ocupa de los complementos circunstanciales. El acusativo también puede ser complemento circunstancial, pero ha de llevar preposición para ello.
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